jueves

MIRAR CON OJOS DE NIÑO

Ayer me paso algo de eso que te hace reflexionar...y reafirmarte en la sensación de que por muy normal que quiera sentirme, pertenezco a una familia rara, rara. Creo que todo el mundo tiene sus rarezas, pero lo de ayer me hizo sentirme orgulloso, y parte de un momento que seguramente ninguno de vosotros pueda disfrutar fácilmente.



El caso es que mi padre, está reinventandose a los 66. Física y mentalmente. Mi madre le esta cambiando los dientes, desgastado por su bruxismo obsesivo compulsivo, y la última es que hay que ponerle gafas. ¿Cómo? ¿De repente? Pues no, mi padre veía poco de cerca, pero el caso es que a él, como otras tantas cosas desde hace 30 años no le importaba. Para jugar a las cartas, dar paseos, y comer y dormir después de ver el fútbol, le daba igual.

El caso es que desde que se empezó a reinventar, se ha acordado que le gustaba escribir, y que tenía una letra muy bonita, pero claro: no ve las letras, así que anteayer cuando yo ya dejaba de ser persona, tendiendo una lavadora y a punto de irme a dormir, se plantó en mi casa. Esto no suele ser muy común, suelo ir yo a verle a él, pero él no podía dejar pasar otro día. Se sentó en frente y me dijo: " necesito unas gafas para poder escribir". Ante eso, no me quedó otra que meter a mi padre en la agenda y quedar con él ayer para ir a una óptica.

El caso es que le metí en mi agenda, estresante, con muchos debes y pocos haberes....tenía que recoger un coche que me dejan en el taller, hasta que encuentre uno que reemplace al mío, tenía que llevar los trajes al tinte, que hoy se presenta el CREA y estoy de tribunal de proyecto en la EEN. Yo los llevo a un centro comercial a las afueras de Valladolid, a juego con mi horario, cosa que no había podido hacer en las últimas 2 semanas desde aquella fatídica rotura de caja de cambios, al más puro estilo Carlos Sainz. Entonces me acordé que en el Carrefour había una óptica, y me dije, dos pájaros de un tiro.

Recogí a mi padre, fuimos al centro comercial, y entonces es cuando empezaron a pasar las cosas raras.

- ¿Qué grande es esto, no?
- Sí
- Anda que no se habrán gastado millones aquí.
- Bueno, menos que en otros sitios, este centro es muy normal.
- Qué dices, si esto es muy bonito, mira que cantidad de cosas, de gente, hay que ver este país como ha crecido, que cantidad de dinero se tienen que haber gastado......etc

El caso es que cuando le miro está con los ojos abiertos mirando todo en el centro comercial, que por supuesto era la primera gran superficie que había visto en su vida. Los últimos 30 años protegido por todos, en una burbuja, sólo partida, médicos..... en una cápsula temporal, no había tenido tiempo.

La graduación de las gafas también fue muy divertida. El mejor momento, después de ajustarle las dioptrías, fuimos a ver las monturas. Aquí, empezó que no le gustaban. Una, la otra....ya en una de estás le pregunté por qué. "Es que con estas no veo tan bien como las que me ha puesto antes, y yo solo quiero las gafas para escribir, y si no me van a servir, pues para qué......y etc,etc,etc"

En definitiva, paso poco tiempo con mi padre, y para tener ojos de niño sólo tienes que no perder la capacidad de no sorprenderte de las maravillas cotidianas como es abrir un grifo y que salga agua.



Un abrazo

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