jueves

HUIR A CUALQUIER PRECIO

No os ha dado alguna vez, unas irresistibles ganas de cerrar, de huir, de no afrontar, de empezar.... esto le ha pasado últimamente al Astronauta de la catedral de Salamanca, que se ha pirado de allí harto de que le saquen fotos los turistas, de no sentirse integrado en la fachada, de estar allí como pegado, mientras los santos y los querubines le hacían de menos. Imagino que Zapatero se lo está pensando ya, lo de huir a algún sitio dónde no le conozcan.

Hasta algunos turistas a veces lo han comentado "¿qué pinta ese ahí?" Lo cierto es que basta conque se haya ido para que mucha gente haya empezado a echarlo de menos.¿Cuánto tiempo es necesario para coger cariño a lago o identificarlo cómo algo necesario? ¿ Es una cuestión de tiempo? ¿Por qué esa costumbre del ser humano de echar de menos las cosas en cuanto se pierden, somos incapaces de valorar lo que tenemos en su justa medida?

En mi empresa estamos teniendo un especial buen año en cuanto a reprocesos, problemas de producción, cómo no surgen problemas, nadie lo valora especialmente. Las reuniones suelen hacerse para resolver problemas, cuando no hay ninguno, hasta se suspenden. ¿No condiciona de alguna manera, que los jefes sólo se reunan para solucionar problemas?

Hace 10 años yo no tenía móvil, ahora tengo 2. El mundo gira muy rápido, y muchas veces no me gusta. Este es el aperitivo para la serie de post con las cosas que quiero cambiar, y mi propuesta de soluciones. Porque huir es de cobardes, y no pienso irme a Londres si me siento agobiado.

1 comentario:

  1. Una vez mas, David, el adjetivo que pongo junto a tu nombre es "inspirador". También podría utilizar el de "oportuno", pero este no sería mérito tuyo, sólo de la casualidad. El primero sí es fruto de tu labor. Y es que en los últimos años, he sufrido en varias ocasiones por ese ansia de soltarlo todo y salir corriendo, hasta el punto de que se ha convertido en casi un trauma. No estaba preparado para afrontar. Afortunadamente, ha provocado que reflexionara sobre ello y me sirviera para conocerme un poco mas a mi mismo, lo cual es muy positivo. Es, sin embargo, en esta semana última cuando mas me estoy acordando de esa amarga sensación que precede al "ansia de huida", si me permites llamarlo así. Y es que en esta semana se han sucedido las elecciones primarias para la candidatura a la Asamblea de Madrid, de las que, supongo ya tendrás noticias y se ha dado el pistoletazo a las primarias para la candidatura a mi municipio, las mías. Ha sido una semana llena de tensiones, presiones y hasta deslealtades (no quiero utilizar la palabra traición) y me cuestiono si es esto lo que quiero vivir, si el objetivo, aquel de aportar mi visión a la política local ahora que está al alcance de mi mano, merece pasar por esto. Mañana volveré a ponerme al volante del proyecto y no me podré permitir el lujo de tener dudas, pero esta noche sí: esta noche tengo dudas.
    A esto no ayuda que en los próximos cuatro meses, mi horario no me va a dejar ver a mi hija mayor mas que diez minutos al día. Cuando llego a casa por la noche y me la encuentro esperándome para que la lleve a la cama. Y eso duele.
    En este contexto me veo, cuando me encuentro con tu entrada. Y me obligas a cuestionarme ¿es necesario perder algo para echarlo de menos?, ¿para darnos cuenta de que era importante, necesario?. ¿Somos incapaces de valorar lo que tenemos?. No creo que no seamos capaces, aunque sí que nos cuesta bastante, pero sí creo que no dedicamos un pequeño esfuerzo a plantearnos qué es lo importante, qué es lo que nos motiva en realidad, lo que nos conmueve, lo que nos satisface, lo que nos reconforta. No se nos educa y tampoco nos sale de forma natural y espontánea la iniciativa de hacer un autoanálisis periodico y regular para obtener y mantener actualizada la respuesta a estas pregutas. Mmmmm... creo que es mi hora de detenerme un ratito y ejecutar mi momento de autoanálisis.
    Por otro lado, tu pregunta sobre si el que los jefes se reunan sólo cuando tienen problemas que tratar, condiciona, es muy pertinente. Y es que estoy convencido de que lo hace y lo hace de una forma negativa y viciante. Provoca, entre otras cosas que la problemática se crezca en su apariencia de amenaza al tener una visibilidad que la actividad habitual, en su mayor parte no problemática, no disfruta. Provoca también que se vaya tendiendo a dedicar mas y mas energía a los problemas y menos a la mecánica diaria y rutinaria, lo que redunda a su vez en nuevos problemas y ello realimente el bucle. Al final se tiene la sensación de que sólo existen los problemas. A esto se debe añadir la tendencia natural que nuestras mentes tienen para generar recuerdos de lo negativo y no hacerlo de lo positivo. En fin, un peligro.
    Y no quiero extenderme mas, que con este tostón que he largado, ya he aburrido a varios rebaños de vacas, por lo menos. Gracias, David, por tu inspiración. Que sepas que eres culpable de hacer reflexionar (heroica labor). Un abrazo.

    ResponderEliminar